Todos hemos escuchado mil historias del presidente Barack Obama y de su estilo de gobernar a EEUU. ¿Pero alguna vez nos hemos preguntado cómo es su carro oficial, ese que usa en todos sus desplazamientos? Se trata de una limusina que es fabricada por la empresa Cadillac, la división de lujo de General Motors. Su nombre es Cadillac One, pero el servicio secreto se refiere al vehículo con el nombre de La Bestia.

La actual limusina presidencial en la que se transporta al señor Presidente de EEUU Barack Obama entró en servicio el 20 de enero del 2009. De acuerdo con el fabricante, la “Limusina Presidencial Cadillac 2009” es la primera que no parte de un modelo específico. El Cadillac One es la combinación de una limusina Cadillac con la estructura de una camioneta GMC. Aunque no es oficial se dice que, cada limusina cuesta al gobierno de los Estados Unidos $300.000.00 USD.

El presidente estadounidense realiza todos sus desplazamientos terrestres cortos a bordo de “La Bestia”, el apodo con el que se conoce a la limusina presidencial, especialmente diseñada para proteger en las condiciones más extremas al inquilino de la Casa Blanca.

Pero sólo en apariencias, “La Bestia” es un Cadillac similar a los que se pueden en cualquier concesionario norteamericano.

Aunque todos los detalles que envuelven a “La Bestia” son secretos, desde sus dimensiones al motor que lo impulsa, analistas y especialistas han podido componer en los últimos años un retrato robot de las características de la actual limusina presidencial.

Los especialistas han señalado que el Cadillac One está equipado con un centro de comunicaciones ultra avanzado, capaz de resistir ataques bioquímicos y en caso de que el presidente necesite una transfusión de sangre, en el maletero hay un banco de sangre.

El maletero también parece estar equipado con oxígeno y equipos para combatir incendios.

El depósito de gasolina está protegido para evitar que pueda explotar incluso si recibe un impacto directo. Lo mismo sucede con los neumáticos, que están protegidos con Kevlar. En caso de que sean destruidos, unas ruedas de acero permitirán al Cadillac One seguir rodando hasta por 100kms.

En la parte delantera “La Bestia” parece estar equipada con un sistema de visión nocturna y lanzadores para gases lacrimógenos así como otras medidas para dispersar multitudes.

El chasis contiene aluminio, titanio, materiales cerámicos para proteger contra disparos y explosivos. Lo mismo se puede aplicar del parabrisas y las ventanillas, hechos con un vidrio especial con varias capas que resistiría impactos directos de alta velocidad.

También es de esperar que las superficies acristaladas del Cadillac One estén protegidas con medidas para evitar, por ejemplo, que las conversaciones que pueda mantener el presidente en el interior puedan ser espiadas con tecnologías como sensores láser que detectan vibraciones en el vidrio.

El Cadillac One utiliza un motor diesel y tiene una potencia mínima de 400 caballos.

La tradición de las limusinas presidenciales fue iniciada en 1939 cuando el presidente Franklin Delano Roosevelt encargó a Lincoln, la marca de lujo de Ford, el Sunshine Special.

Desde entonces, Ford y General Motors han proporcionado a la Casa Blanca las limusinas que llevan al presidente, aunque en 1972 Chrysler proporcionó a Richard Nixon dos Imperial LeBaron.

El Sunshine Special está expuesto en el Museo Henry Ford de Detroit junto con otras limusinas presidenciales, incluido el Lincoln Continental 1961 que ocupaba el presidente John F. Kennedy cuando fue asesinado en noviembre de 1963 y el Lincoln Continental 1972 de Ronald Reagan.

El Cadillac One será sustituido

Ahora el gobierno de los EEUU ha informado que ha empezado a buscar un sustituto para la limusina que asegura la protección del presidente de Estados Unidos. La empresa que se encargará de suministrar la nueva limusina presidencial será notificada el próximo 29 de septiembre aunque el anuncio del ganador del concurso no será público.

De hecho, lo más probable es que el nuevo carro oficial presidencial no sea revelado hasta que esté a punto de entrar en servicio a principios de 2015, cuando el próximo presidente de Estados Unidos asuma el puesto. Todo indica que el encargo podría recaer en Cadillac el actual proveedor de La Bestia.

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